5 de abril de 2017

WET PAINT

WET PAINT
He perdido otra vez la fe, entre el anochecer del domingo y el madrugar de la semana temprano. Otra vez me doblaba solo, como una alcayata de carne en la cama.
Se me ha impuesto que si voy solo con el amor, es indigno el vivir como un peregrino, que tan sólo se alimenta de inventar esperanzas.
Con mi agujero de fe, tan lleno de nada, tan como siempre, he leído un artículo sobre la inteligencia del corazón, me he reído por el lado que menos me dolía, y me he puesto a pensar seriamente en cómo voy a llenar ahora todo este tiempo que me dejan libre las ilusiones que se marchan.
Para no decidir si este doler es de algo nuevo que se me rompe, o del resentirse de algo que ya traía roto, me he venido de urgencia a romper material al taller.
Ya me sentía preñado de ti, en todas partes por las que iba. Y ya tengo la belleza y el dolor para parir.
Todo lo mío es tuyo, me digo, y mientras tanto, ese frío de primavera.
WET PAINT va a ser un muro de color piel. Voy a construirlo poco a poco, y desde abajo. Sin fe, pero sin suspiro que se acaba.
Yo sé que esto no va a morir. Aunque no sé adonde irá, yo sé que algo bueno va a construir la honestidad. Yo sé de todas esas cosas tuyas y mías, que tenemos tan desubicadas, que sin ser nada, hacen con verdad su sitio.
Cosas que tú y yo tenemos, que sin ser ni saber nada, acaban sabiendo lo que será.


Jag.
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