21 de abril de 2017

GOTAS

GOTAS
Fue nada más que por esa fruta
que al parecer nos sobraba,
la agitación que tuve en la cita, sinvivir
ahogarme de calor, y en la librería
tu palabra de alevosía, mi temblor.
Y qué bonita de pronto tu cara
y qué de repente urgente tu abrazo,
cuando dijiste calla calla que estamos
en mitad de la calle. Y tu voz
el campanario de un pueblo ardiente,
mis manos temblando yerbita
ante el chaparrón inminente.
Yo no puedo, no sé contar
cómo empezamos ese
despertarnos repentinos en mitad
de la llama insolente, esa
sencillez elemental de arco de triunfo
en las piernas, alegre trotar de pronto
no me lo explico.
De aquello, intacta conservo
el hambre la sed,
y sin doma me enfebrece la premura,
cada día desde entonces especulo
olor de tu quejido, sabor de tu sudor,
y te anhelo, y apenas
te canto en gotas, ay mujer,
gotas, ya ves, lo poco lo mucho
que son para construir la vida,
para volverla del revés.
Por el camino de tu ansia,
ya me advirtieron las guapas,
cuídate y anda recto,
viejo pipiolo julandrón, que
el Gran Equivocado, al levantarse,
queriendo o sin querer va directo
a la puerta de las piernas
de la Casa del Amor.
Ay, y ahí me tenías, tortuga liebre
tímido descarado,
el cuerpo en fiebre preguntando:
-Es aquí?
-Ay, no sé.
-Es aquí?
-Ay, tú prueba.
-Es aquí?
-Ay, tú qué, qué, qué crees?
Y yo, respira, yo creo que es,
que es, que es un poco
en todas partes me parece,
que es como de pronto
venirme Dios y quererte
de verdad con la boca con el tacto,
hablar poco, manejar sensación,
ponerle el alma la paciencia
perseverar, comprensión
y mimo y saliva,
y dedito con amor (muy importante)
y un chorrito de lengua y diente,
y despreocuparnos de preguntar ni responder,
ponernos por aquí, por aquí,
caliente caliente.
Ay mujer, no sólo con tus piernas de mi parte
quiero darte cosas para vivir.
Como los pájaros que lo tienen to perdío
en los documentales de la 2, apenas sólo gotas
y una lágrima me cae cara abajo.
Y tan pobre como soy, mis gotas
por que te rías y te escribo poemas
para que te persigan los gatos.
Te pongo mis gotas en la cara
y reparto los poemas por la calle,
y la gente nubla la vista y sabe
que los bichitos se van a ir directos a las flores,
hago tus poemas, y a la gente
se les sale por los poros
la musiquita de la primavera,
y me los vive que no veas,
y se crea una atmósfera que oye,
que se forma como
una marea de amor, te lo juro.
Y ahora, ya ves, ya puestos tú y yo
en el borde de divinos precipicios, cómo
voy a confundirte la profundidad
elevación erótica
con un bajuno poema de calentón.
Qué va, mujer,
pensando en los asuntos de tus carnes, gotas
lágrimas de alegría
porque un dedo mío te toca. Y yo
no puedo poner en tu boca
facilona rima
para el verbo del vino y los manjares.
Ay no, ay no, el beso a trabajar,
a ponerte en un momento
en un centímetro
la historia de todos los amantes,
a ponerte tesón de las manos
de los siete enanos buscando recoveco,
a volverte la página de tus piernas
de tu libro de amor abierto,
ponerle pasión delicada al pliegue
y esculcarte la joyita,
y apenas nos conocemos
y nos damos la comida, apenas
nos encontramos y mi piel
te pide las llaves de la ducha. Y gotas.
Dame, dame que me tienes por entero.
Dame, dame lo que te doy
exactamente y déjame
vivir entre tus hechos,
a tu aliento estoy entregado.
Dame una mano y te llevarás el suspiro.
Dame tus labios y en todos pondré sonrisa.
Ay ese color que te sube, vida mía,
ay ese apretarnos la cintura,
ay ese dolor que nos limpiamos
por tu cuerpo río abajo.
Tu boca y mi boca
salivando alevosía, arañazo
que dejas suelto
para que en mi costado viva.
No sé adónde voy,
tan pobre como soy, con mis gotas,
que no acabe tu temblor desde el meñique.
No sé adónde voy,
tan pobre como soy, con tus gotas,
que no acabe tu voz que se entrecorta.
Nunca termine el desespero
por llegarnos al corazón
entrando por la cocina.
Y agárrame fuerte y dame
un bocado que no se suelte.
Vayamos de la mano a no sé dónde.
Jag.
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