30 de agosto de 2018

DESPERADOS. V



En tu casa, de pocos libros, todos ordenados, distantes, todo está iluminado como un vaso de leche templada.

En la luz tamizada de la una de la tarde, mi piel moreno camiseta se enreda con tu piel blanca en el sofá de loneta color hueso.

Unos brazos oscuros como flotando en el aire, jugando a apasionarse en el vacío. Besos asumiendo desesperanza. Tus veladas muestras de animosidad hacia mí, apenas importunando la blancura neblinosa de la escena.

En cámara, espero que pase desapercibido mi gesto desalentado: cuando se disipan las altas expectativas que ponemos en el innombrable, el único presente que nos queda es un casi imperceptible olor a mierda.

Nos lo deja todo mísero y desnudo. Y la blancura deja de recordar a la limpieza o la beatitud, para dejarnos solos, expulsados y expuestos a la luz del mundo.

Jag.
30_8_18



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