10 de agosto de 2018

Inviciber


Más allá de todos nuestros personajes, están nuestras máscaras y componendas, que consideramos sinceridades. Las llamamos modo de vida, forma de ser, aunque en realidad no son más que flotadores que nos ahogan. Adornos de una tarta sin gusto.

Más allá de nuestros disfraces, de nuestros colores, más allá de la piel, de la carne, más allá del hombre o mujer, ahí donde el hueso está blando a los cuatro vientos, hay una parte miserable y patética que a todas y todos nos une.

Es también la única parte honesta, la de tan adentro que asusta. Es la de la luz más pura.

Pero esa parte no la queremos conocer.
Jag.
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