Sudando en mi cuarto prestado
sé que no soy
del ambiente de tu piscina.
Cada vez sé más lejos,
más profundo, que nunca harás
por conocerme firmemente.
Más bien dejarme
en tu alacena de exóticos
personajes curiosos,
a los que riegas con migajas
de beneficiente alegría.
Aún así, me muerdo por dentro
la rabia por tu condescendencia,
y sólo te enseño
mis dientes de mierda
en honesta sonrisa.
Jag.
31_7_18
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