14 de enero de 2020

CONDENADO


Me digo esta mañana aprovecha el día y tente paciencia y no pienses bajo ningún concepto en cuestiones del campo de lo monetario la autoconfianza ni en el debe el haber del amor mayúsculo inaprensible desconocido que tienes para dar y que te deben, y haz algo por leer y por escribir. Y me digo está bien. Es una mañana preciosa para avanzar más de la mitad del libro de H. Miller que me compré hace mil. Aunque he echado una vista a traición al montón de leídos por repasar y he cogido El Arte de la Ficción de J. Salter para releer las páginas señaladas. Creo que es una manera de postergar la lectura que tengo entre manos y aplazar lo que me martillea y no acabo de empezar a escribir. Así que me he ido rezando que no haya alguna función de Navidad en el salón de actos malversado sin insonorizar del edificio de la Biblioteca Municipal de mi pueblo y al llegar allí felizmente he podido ponerme a ello. Comprendí qué me llamó de los párrafos que subrayé, qué me pidió intentar releerlos conservarlos. Incluso señalé alguno nuevo. Le hice en el margen un ojo que me recordó a los de los cristos de Rouault y a los de las mujeres de Van Dongen. Y me digo, tío, me está faltando gol, tío, tengo de dibujar más. Y también me dije pues bueno, ya la hemos hecho.
Jag.
23_12_19



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