14 de enero de 2020

LINK MANZANA


No te conozco y qué podría decirte y qué ibas tú a hacer conmigo. Pero te pensé y apareciste, el rostro iluminado. Me saludaste sonriendo con la mano desde la otra acera y moviste sin saberlo todo el frío de la calle. Yo me digo está en mi cabeza. Yo me digo si no está en mi corazón y al final reincidir en la pregunta de si todo esto no es seguirte el baile de la respiración de las piernas. Algo tuyo y mío se pertenecen.
No te conozco y me ha cambiado el día, nuevamente. Aprieto el paso hacia ninguna parte, juego con piedrecitas que tengo encontradas en los bolsillos, y se me figura que me alcanzarás desde atrás en la calle, me tomarás del brazo y seguiremos al paso sin tener que decirnos ninguna palabra importante. Que vamos a acabar entendiendo callados la complicación de cada uno, y sabremos sin decirlo que algo nuestro ya llevaba un tiempo besándose.
Todo esto parece complejo de formular. Todo va a resultar raro contándolo. Aunque los nudillos de tu mano pequeña encajan perfectos en mi palma entreabierta, que mira al cielo sobre mi muslo, estirando los músculos del antebrazo, agotado de horas de voraz deseo pensándote, mientras manejaba bolígrafos tenazas.
Jag.
11_1_2020



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