24 de agosto de 2020

AHORA MISMO ME VAS A DECIR PALABRA POR PALABRA LO QUE LE HAS DICHO A TU HIJA DE MI


Me encontré cuatro pezuñas de cabra de juguete que señalaban un cuadrado en la pendiente hormigonada del callejón de un sueño raro. Me dije, cojo una derecha y una izquierda, es verdad que le rompo el plan a alguna estudianta de arte delirante del desierto silencioso, que por mi pan para hoy ella pierde cuatro angelitos que se la guardan, me dije, uno le da leche, otro le da lana, otro mantequilla, culito de rana. Al final no tuve el valor, y lo dejé todo en su pobre lugar eventual, accidental, gratuito de hambre para mañana, y seguí mi camino sin promesas de peso muerto de espacio de corazón de aire irresoluto mirada torva gesto contrariado para la semana. De todas formas, a última hora, una perra vino a lamerme las heridas, y un poco más allá del sucio crepúsculo que podían ofrecernos los touroperadores, a la altura de Cartagena de Indias, ahí ya me hice con la certidumbre de que tengo que cuidar mi piel hermosa.
Jag.
23_8_2020


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