7 de septiembre de 2015

FELIZ PERDER

Temo que en algún momento
habrá de llover
en nuestros corazones
un lento fin del verano.

En ese entonces fatídico volverás,
volverás sin duda
en tu caminar nerviosa
mordiéndote los labios.

Y habrás amanecido
en antiguas soluciones convenidas supongo,
vendrás de juegos para sobrevivir,
de juegos para mantener la forma
el gesto colosal de la barbilla levantada,
puño pecho henchido caricia, el gesto
del aliento desmañado,
el que hace por ilusionarse,
el que hace por vivir
pese a todo, atravesando
el anochecer
del lustre
del decorado. Volverás, lo sé,
quizás relamiéndote
de azares que no quieren
ir a ninguna parte, azares de esos de
me siento mujer, simplemente,
entrenamientos por saberte viva
pujante, modelándote digna. Yo sé
que volverás latiendo
en tu preciosa intensidad a la costumbre,
volverás con mi dolor adivinándote
besos bajo las mangas, caricias
de promesas de un otoño
de tu talla tu valía,
y yo, lloveré,
y se me escapará lo siento
un dolor concreto por tu alegría
en otros alientos en otros brazos. Un dolor
que entre nosotros paseará desvergonzado,
ese dolor consecuente necesario
que destempla espabila, ese dolor
que para reverdecer hunde lo muerto, un dolor
que nos enseña todos los dientes.

No puedo evitar perdona
intentar cada mañana optimismo
y que tan sólo con moverme
todo me roce el botón del pánico.

Puestos en eso, en mi defensa, solo,
yo sólo tendré mi amor. Sí,
el viejo amor sin más. El aburrido,
el innombrable, el amor ése al que siempre
le exigimos que sea suficiente. Yo me ahogo
en el terror verdadero de que mi amor
te cansará sin duda,
te aburrirá lo indecible,
pues yo sé que a nadie gusta
(y lo tengo escrito en mis carnes)
el verso que suena reclamante apresurado,
el verso que canta abrazo prisionero, a nadie
gusta un verso pagaré que aparece
de improviso, verso factura alevosía,
amargura pesadez
con poso largaespera, a nadie gusta
un memuero de teatro de cartón
improvisado en la plaza pública,
y menos después de haber dejado el suelo
perdido de atisbos ejemplares
destellos espectaculares
de hermosas señales funestas,
traídas casi cortapega
de algún emocionado
desvanecerse de los clásicos.

Yo temo que
se nos derramarán las pláticas,
aunque tú a tu manera me conoces,
y sabrás que aprendí
a sonreír manque pierda,
en su momento preciso,
sabrás que además de
another time you´ll see my face
when you´re not looking
and run to me to blindly ask
what´s on my mind, sabrás, además, que
i´ve found a way to show my love to you,
sabrás además al fin que sí,
con cien años de soledad de mi lado,
naciendo en el invierno del amor,
sabrás que sin remedio me siento preparado,
sabrás que casi nací acostumbrado, ya ves,
nevera de rojos sueños de trabajador,
de mileurista corto en barrena a precario,
ese trasnochado orgullo que me ayuda
a amar con holganza en la ruina
subsistir sin besos de mi química
mordiéndome la lengua con frecuencia
con tantísimo respeto en tu presencia
que al final, tú aburrida perdida, y yo,
menos peligro quel pescao blanco.

Y ni sigo ni consigo y la pelota
en mi tejado, y manque pierda
yo sigo a tu corazón asomado.

Serán como siempre vergüenzas,
y qué quieres,
si no vemos ni de cerca los tres palos,
antes de navidades ya tenemos
cara de descenso, derrotas sonrojantes
que no nos dan para ir tirando. Además,
mucho amor que le ponga,
pasión de equipo chico, dulzor amargado,
cada año acostumbro a sopesar
el desmantelarse de mis ánimos, desesperanzas
el cagarse en la posibilidad de asentarnos,
pues se nos llevan el central que cortaba, repartía
y nos sacaba el balón jugado,
se nos llevan los ratones de área,
nos roban el descaro,
sobrios organizadores que ante los grandes
mantenían recta nuestra columna
los miraban de tú a tú, frente a frente,
brega a brega y gánanos dando lo máximo.
Así capamos la competencia y la afición
apaga y vámonos.

Pero no.
No, querida, yo aquí, manque pierda,
me quedo en lo que amo,
estirando en un patatal
te sudo la camiseta, te beso el escudo y por dentro
sabrás que si cabe aprenderé
a amarte más callado, más esquivo te sigo,
en segunda o en tercera,
con verso noticia escondida
que sólo comentan en cafés de barrio,
periódicos regionales que a los niños no interesan,
por dentro sabrás mis rugidos
cuando pasas por fuera del estadio:
no es la primera vez, amor,
que pierdo el gusto por vivir,
y eso, felizmente una vez más
se me ha acabado. Yo
me voy a hacer grande
comiendo saber perder. Por dentro
vas a saber sin goles ni carné
que te entreno cada tarde
hasta que nos cortan la luz
que te estiro recupero a mediodía,
con mis medios, mis pobres resultados,
me ducho con agua fría cantando tus canciones,
humildes himnos tras la paliza,
con mi poco de alegría y sin soltar ni un gallo.

De alguna manera, has de saber
que no concibo dejar de jugarte, pues la vida
en caso contrario es poco más que lamentarse
por la miseria de todo, aceptar
la normalidad del melocotón que al tocarlo sabes
que si no lo comes ahora
sólo tendrá tersura, decencia
para compota papilla sangría
decepción negrura y rechazo.

Ese amor de puro tonto
es lo que me mantiene en pie. Ese
amor cabezota de inocente trasnochado
me mantiene en forma
encarando día a día
las costumbres de la derrota, ese amor
que sobrevuela deportivo el desaliento
te lo voy a mantener limpio, intacto,
pues yo sé que me defiendes
en las cosas que pueden defenderse,
yo sé que en las distancias
pones en eso tu letra sencilla,
yo sé que en eso
mantienes la posición, la marca serena
de tu corazón sin doblez.

Hoy día me siento en fuera de juego,
hoy día perdido el botón que conecta
con mi centro del campo. Mas,
no cantemos derrota todavía,
por encima de lo funesto,
tú y yo podríamos celebrar
que hilamos un día algunas
jugadas al pie, ganamos en colocación,
en hambre de ganar,
en juntar las líneas,
en sentirnos guapos,
defensa basculante y balón parado.

Derrotadamente
te amo, y perder este partido
no es perder nuestro gusto por jugar.
Mantengo mi postura en lo posible
y sólo han de separarse
el dolor de la fatalidad.

Este amor
maltratado que te sigo,
es lo único que,
en esta temporada oscura,
me mantiene a mi categoría aferrado.



Grácia_7_sept_2015 




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