29 de septiembre de 2015

Haaqasseilliah estuvo una vez enamorado.

Su amigo Nicolai le sonreía escéptico.

-Tu amar será un ni irás ni volverás- le decía, cenizo.

-Iré y volveré si quiero- reponía Haaqasseilliah, constantemente.

-En lo tuyo me temo que no hay autobús para ir ni para volver, Haaqasseilliah- insistía, contino, Nicolai.

-Iré y volveré si quiero, estoy convencido.

Y diciendo esto, sonreía enigmático, el enamorado.

-Si no hay autobús, no irás y no volverás, Haaqasseilliah, maldito cabezota.

Y Haaqasseilliah, más se reía, con la tonta rabia contenida de su amigo.

-Ay, Nicolai, pobre obtuso- le decía- cuándo comprenderás que no me tripulan mis sentimientos, ni me llevan a vivir atribulado por lo incierto del destino. El que no lleva los colores del amar, no puede entender que estar convencido es lo único que importa.
 
 
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