24 de julio de 2011

NO ES QUE SEA CIEGO.

No es que el amor sea ciego. Por favor. No seamos niños, crezcamos hasta ver las cosas en su valor, a la altura de sus propios ojos. No es que sea ciego, es que se sabe motor. Asume su miedo y avanza ante las fauces abiertas, acoge el dolor y no titubea ante el aliento ponzoñoso, y en las noches sin luna, en los caminos espinosos es el amor el que sabe, a sí mismo, darse la mano, hacerse compañía. Atraviesa con paso seguro la senda vacilante, porque ve las tormentas desde su fondo, que es una tibia mañana. El amor es inocente, no ingenuo. No es temerario, es nuestra parte valiente. La parte que escondemos y que sabe mirar los desenlaces a la cara. No es ciego, repito. Acepta la carga, el sacrificio, las piedras en el alma, porque sabe que la única muerte que sufrimos con ojos abiertos es la falta de amor. Siempre se pone en camino, sin pensar en provisiones ni avatares. Avanza por lo que tiene o por lo que encontrará. Por una blanca frente, por una mano leal, por un corazón sereno.




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3 comentarios:

  1. Me ha encantado lo de que la única muerte que sufrimos oon los ojos abiertos es la falta de amor. Menuda verdad chico. Afortunadamente me siento muy viva y desde aquí te mando todo el amor que puedo por si acaso estás necesitado.

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  2. Por lo que tiene, o por lo que encontrará...Me la guardo...

    Que bien ver el amor, sentir el amor, ser el amor!

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  3. Ay, qué bien dicho. Yo pienso que si sufrimos no es amor, es otra cosa.
    Abrazo

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