4 de octubre de 2016

DE DONDE VIENE LA DESAZÓN


No puede compararse una vocación con un trabajo. No son los mismos valores ni los mismos "sufrimientos" los que se manejan. Tampoco los objetivos que se persiguen, que en el primer caso son más intangibles e indefinidos que en el segundo.
Alguien que está siguiendo una vocación no está lloriqueando ni apelando a la pena de quienes se levantan maldiciendo el lunes por la mañana, y cuando llega el IVA y esas cosas. Las emociones de la gente, quiero decir, tu manera de sentirte triste o alegre, dichoso o indignado, están canalizadas por las artes, que dan forma a lo inapreciable en toda cultura. Ese es su papel. Si la gente que hace canciones, poemas, cuadros, películas, etc, se hubiera ido a buscar un curro más pragmático y conveniente, pues todos tendríamos un vocabulario mental y emocional de cazador/recolector.
Algo que NUNCA se va a entender en un país que encierra el ver una película o leer un poema en el miope concepto de "ocio/entretenimiento".
Buenos días.
Jag.


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