20 de enero de 2021

FINO FINO

 


Si llegas a saberte poseedor de una verdad, te ensoberbias y te apoltronas: eres como el jefe de la cosa, y ya vendrán los demás a visitarte, para que elijas a tu capricho el tratarlos con gallardía o con desdén. Todas todos lo comprenderán, pues tuyo es el producto.


Si aceptas por fin que eres una decepción y un fraude, nunca vas a tener casa. Todo lo que des o todo lo que pidas, tendrás que construirlo paso a paso y llevarlo de un lado para otro siempre siempre, y en ningún sitio tendrá agarre. Tendrás que vivir sin respuesta y ofrecido, y no sentirás lugar en que caerte muerto. No habrá tranquilidad ni en ti ni en los que te traten, pues das la impresión de que todo está a punto del estrépito desplomarse. Pero te buscarán. Te buscarán porque no hay comodidad para adormecer tu talante inquieto e ingenioso, no habrá cómo medirte ni por dónde cogerte, serás un ruina, pero nunca serás lo de siempre, y darás alegría y la sabrán fugaz y la aprovecharán al vuelo, y darás dolor y lo darás puro y lo entenderán irremediable, y sacarás un perdón pequeño, porque pensarán que de lo contrario, tan sólo te faltaba. 


Todo va a acabar siendo más claro en tu mundo de mentira, porque nunca se te van a dormir la mente ni el corazón en ese sinvivir en que ni Dios tiene tiempo ni convencimiento de ponerse a creer en sí mismo. No descartes tampoco lágrimas sinceras al final, sentidos inútiles homenajes en el lugar en que el desvarío argumental te lleve a soltar aparatosa la última penosa arcada. Miente entonces, desde ahora, con todo el eco del espacio que te dejó la fe que se muere sin remedio. Miente, que la mentira no te abrirá hogar que se cierre en una cárcel, y además, te va a dejar el culito bien fino.


Jag.

21_12_2020




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