23 de octubre de 2019

ESTO ERA


Leer es mejor, casi
desde el principio se intuye
que escribiendo, todo
lo de uno, por ejemplo
follar convencido enteramente,
pasear con sensaciones
de profunda alegría verdadera,
comer llegando al fondo
del asunto del disfrute, mucho
más allá del simple
mantenerse nutrido tan prosaico,
en equilibrio, quiero decir, todas
esas cosas que sobre
el papel supuestamente
son tan sencillas, acaban
estropeándose sin remedio
cuando uno que escribe
se las pone entre ceja y ceja.
Quita hombre, dónde
va a parar, leer es mejor,
escribir es complicarlo
todo lastimosamente,
es lanzarse de cabeza
a la tripa interminable
de los listillos, que te lo hacen
todo mejor y tienen tiempo
de fotos,
de gatos,
de cócteles,
vacaciones en pelotas,
cursos remunerados,
correcciones acertadas
y ritmos saludables.
Quita quita, escribir,
con esas legiones
grupúsculos de gente de bien
que difunden tu mensaje
después de haberlo
entendido
con el culo.
Leer es mejor
que escribir
como de aquí a Lima
en un autobús de mi pueblo.
Lo que pasa
es que uno acaba viendo
la bajuna violencia
con que estamos manejando
nuestra precaria realidad,
lo estúpida que nos estamos
volviendo la gente
desde que nacimos
para acá y seguimos
sumando, pacientemente,
resbalones, groserías,
desaguisados desde
el primer papiro de la Historia,
lo que pasa
es que uno dice coño
cómo se puede manejar esto,
después ocurre que te rompes
el dedo chico del pie
con cajas de libros
que no tienes tiempo de leer,
te ponen a mala leche
un amanecer inexplicable,
te acuerdas
de lucha de gigantes, y como
que caes en la cuenta
de que no es justo
que la normalidad
se acostumbre
a esta subnormalidad,
y entonces claro, pasa
que te naturalizas ese
pellizco raro, y ya dices
pues bueno, esto era.
Jag.
17_10_19


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