18 de marzo de 2020

Día 5 del confinamiento,


TRABAJOS:
No todos tenemos un trabajo de funcionario. Muchos somos autónomos o trabajamos por cuenta ajena para pequeños y medianos y grandes explotadores. Nos sentimos responsables de no contraer ni propagar la enfermedad, pero tenemos que seguir ingresando.
En las ciudades grandes, vivimos en los últimos pueblos a los que llega el Cercanías, que es donde podemos permitirnos pagar alquiler/hipoteca. No nos aglomeramos en las estaciones porque somos unos descerebrados, sino porque son los horarios en los que accedemos a nuestro medio de transporte: no trabajamos en el pueblo en que vivimos, sino en otro pueblo en la otra punta del Cercanías. Tenemos que llegar a la hora, porque la cuota es puntual, y el despido o el olvido de los clientes tienen el gatillo fácil. Por eso nos levantamos a unas horas en las que los que aplauden en los balcones están todavía acostados.
Ya está bien de que los trabajadores que SÍ pueden acatar esta inactividad forzosa, echen las culpas a otros trabajadores que, más desfavorecidos, NO pueden asumir esa inactividad forzosa. Peor que aburrirte en casa, es tener la nevera vacía.
Quizá en vez de jugar, ahora que tenemos tiempo, a ser youtuber o influencer o coacher emocional, podríamos aprovechar para intentar pensar más amplio y más profundo y mirar si nosotros mismos no estamos inmersos en las mismas imposiciones socio-económicas que OBLIGAN a cierta gente a salir a trabajar en estas condiciones de insalubridad. El sistema socio-económico es inhumano incluso AQUÍ, que es la zona privilegiada para la que se construye ese sistema. En otras partes del mundo, te levantas muchos días pensando en juntar una pasta para pagar a las mafias un viaje a pie por el desierto y una plaza en una patera en la que no hay mascarillas ni distancia de seguridad para no contraer el virus. Y todo por llegar AQUÍ. Ese sistema socio-económico es el culpable de estos desequilibrios y de las condiciones inhumanas en las que tenemos que desenvolvernos AQUÍ, educar a nuestros hijos y optar a nuestra idea de felicidad. Señalad a eso.
Dentro de todo este despropósito, mantenemos el humor porque el ser humano es muy grande, pero no olvidemos que este propio sistema perverso tiene la capacidad de que nos mantengamos irreflexivos y acríticos con sus maneras.
Apagad un poquito el Netflix.
Jag.
18_3_2020



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