Me abrumaba la tristeza, y la incertidumbre estaba dejando de prometer algo. Yo me confiaba a mi parte valiente. Yo me decía:
-Aguanta.
Voy por el pueblo andando y me asfixio de algo más allá de la tristeza. La incertidumbre está cumpliendo, una por una, todas sus promesas. Ya no me confío a nada. Yo me digo:
-Aguanta.
Jag.
6_3_2020
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