Cuánto duele cuanto esperas.
Es ocuparte de los zapatos de algo que vuela. Ir tan equivocado a forzar su naturaleza: el fin y principio de algo que no empieza ni acaba, que no quiere nombre ni busca casa.
Es ese adolecer específico de haber puesto la imaginación en algo concreto.
Jag.
11_6_2020
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