5 de mayo de 2020

Día 48 del confinamiento,


AL FONDO DE LAS AGUAS
No voy a ser yo quien diga que yo tengo más que decir que quién. No voy a ser yo quien diga que Dios sabe que lo que llevo dicho hasta ahora, lo he dicho mejor que quién. Yo sé que la gente no está esperando a comprender para vivir. Que todo avanza, aún estando oscuro y accidentado. Yo sé que de mil que no comprenden hay dos, hay uno que sí comprende. Y quién me dice que serás tú quien me espera para saber por mí. Quién me dice que, de entre la masa informe que a ciegas sobrevive tentando constante, vas a ser tú quien va a comprender. Nadie me lo dice, pero te lo digo a ti. El amor es mi opresión. Y te paras un poco a saber qué estoy diciendo, quién soy. Quizá a mí me falta por decir y a ti te falta para saber que soy algo más que lo que miras sin ver.
El amor es lo que acabo de decirte, y tú te quedas con lo que llega de un cielo atosigado de nube espesa, apenas rayas oblícuas amarillo transparente de un sol distante, indiferente, de calor tamizado. Te preguntas quién soy para decir lo que digo, y yo digo que no soy quién para decir que Dios sabe que lo que llevo dicho hasta ahora, lo he dicho mejor que nadie. Tú me miras y te falta saber. Eso sí lo sé. Es mi corazón, encerrado dentro de todo esto que tú crees ver, un nervio incontenible en la piel de un salvaje animal que se niega a ser domesticado. Aunque come de mi mano, descansa en mi sombra, es un hambre sin fondo, un incendio voraz que deja insomne todo lo que toca. Recuerda, el amor es mi opresión, es lo que acabo de decirte, y yo me digo amo. Me digo amo, otra vez. Me digo amo, otra vez y otra, y yo no sé adónde acudir y nada puede frenarlo. Es lo que mordió a un perro que bebía y cada día lo arrastra al fondo de las aguas. Me digo amo, otra vez, y tú me miras, sin ver, y nada puede frenarlo.
Olvida a la gente, masa informe que no se para a ver ni escucharme. Nadie me dice que vas a ser tú quien, de entre mil sobreviviendo a ciegas, vas a pararte y comprender lo que me hayas escuchado. Pero te lo digo a ti: ya sabes, no me desdigo, qué es el amor para mí. Es un hambre transparente sin fondo, es un incendio oblícuo de nervio insomne que se niega a ser tamizado. Es mi salvaje animal, atosigado sol distante, que descansa en mi sombra y se come mi mano. Es más que lo que ves en mi piel, porque es más que lo que miras sin ver. Tú me miras y te falta saber. Eso sí lo sé. Te falta este modo de ser que se niega a ser domesticado. Te falta, para saber quién soy, eso que hay en mí, que mordió a un perro que bebía y cada día lo arrastra al fondo de las aguas. Te falta ese calor que no puede contenerse en una piel, para saber qué digo cuando otra, y otra vez y otra, yo me digo amo.
Jag.
30_4_2020



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario