23 de abril de 2021

VELA


Sigo siendo yo, y huelo a lo mismo que olía cuando te acercaste en aquel tiempo tan lejano a husmear. Soy yo, y qué esperabas. Estoy en eso mismo que estaba. Sigo poniendo un sí al amparo de tu falda. A pesar de lo que no puedes y no quieres y te callas. A pesar de lo bueno que no te va a hacer un bien. A pesar de lo malo, de lo cómodo, de lo doloroso y pesado y comprometido que no te va a hacer un bien. Estoy en eso mismo de amarte y qué esperabas. Sigo poniendo un sí al amparo de tu falda, donde vas poniendo un no detrás de otro, y qué esperabas. Yo sé que sí que sería conveniente sacarme esta piel de amarte, y ponerme delante tuya de una manera que abraces con gusto, con emoción, sencillo y sin dolor. Pero he llegado yo, y qué esperabas. He probado a callar hasta que se duerma lo que no me quieres escuchar. Y no. He probado a aguantar el hambre y la respiración hasta que se muera esto que tú no me puedes sostener. Lo he andado todo hasta agotar el día. Y no. Yo he escrito ese resuello que descansa, se recompone, que cuida su fe y se levanta. Y no. He escrito esa mirada cara a cara. Esa herida hermosa en el centro de lo puro. Lo he probado. Y no. Soy yo quien soy. Soy yo quien te da lo que te doy. Todo eso está malatendido y desperdiciado en todo lo que tan solo y fullero deslustrado tengo que convertir en algo más que vida intentada. Despedirte con dolor en la tierra roja de este abril interminable de holgura fría y lamento. He probado a domar la rabia. Y no. He probado a buscarte lo feo, enaltecerte lo apestoso, despectivo, miserable e inhumano. Y no. Soy yo, después de todo eso, sigo siendo yo, y no puedo ser yo si me quito esta piel. He probado lo que se me ocurría, hasta pensar que esto es todo. Y no. 


¿Acaso puedes tú imaginarte a qué huele bajo el manto de la Virgen de los Desamparados? Huele a cobardía, y a eso no huelo yo. Huele a meado y podrido, y a eso no huelo yo. Huele a cagado muerto en vida, huele a mirar vacío, y a eso no huelo yo. Huele a resignado, huele a mendigo, huele a cumplido, iletrado, conformado, caducado, malevo, arrepentido, y a nada de eso huelo yo. Estoy aquí delante tuya, en esta calle puta, haciendo tiempo entre la tormenta y el sol. No me quito la piel de amarte hasta que no sepa, sin amarte, a qué cosa hermosa y grande voy a oler yo. 


Yo soy constante y firme como una vela de cumpleaños de broma. Pide ahora mismo un deseo de tu corazón, envíame lejos, sopla, me enciendo otra vez. Pide otra vez el deseo, mejora la actitud, ponle nervio, acritud, sopla. Me enciendo otra vez. Pon la rabia, pon la mugre, pon la muerte, natural, escupitajo y coz, pon tempestad y cataclismo en tu deseo, y sopla hasta arruinar la tarta, la fiesta, la ingenua posibilidad. 


Yo voy a seguir oliendo a mí. Y hasta que pueda darte mejores noticias, tirado entre las ruinas destrozadas de una fiesta que no quieres, yo me he encendido otra vez. Pide entonces, pues, toda la tierra en tu deseo, hasta que hagas con barro la certeza de que lo que es no va a ser. Entre siempre y nunca, te va a pitar en el oído que lo que es, lo que no va a ser, huelen como yo.


Jag.

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