21 de abril de 2021

CÓMO TODO SE DESMORONA DESPUÉS DE UNA FOTO DEL DESAYUNO

 


Algunos días, a una hora cualquiera en un lugar indiferente, como éste, que es un carril de paso, extendido al sol generoso y ofrecido de un abril pueblerino que no me tiene clemencia, me sobreviene atropellada la justa verdad de que, sólo en momentos contados, puedo entenderme en el mísero triunfo de saber que he llegado por mi cuenta a conocer las líneas sueltas y pobres de un poema, de otra o de otro, que mientras las voy leyendo brevemente, van haciendo que un pellizco de humilde y profundo entendimiento me suban por dentro poco a poco el diafragma hasta comprimir con cierta blanda e injusta violencia los pies de los pulmones, y se me quede ahí en suspenso, como una respuesta que llegó antes de haber tenido la pregunta, el desfallecer hacia el hastío, el teorema, y entonces, en esos escasos segundos incomunicables, uno entiende desde de lo más adentro de uno, así que la vida era ésto, así que para esto era, como dicen estas líneas sueltas y pobres que ha escrito ésta o el otro, para ésto tan de maravilla era el oscuro incomprensible y caprichoso desenvolverse sin explicación ni piedad de los días. Así que por ésto era. 


Sucede pareja entonces como una embriaguez o un vértigo que me dan la vida y la explicación, al tiempo que me lo revolucionan todo: es verdad que puedo verme, como siempre, como ahora, escupido y malgastado del amor de una mujer, es verdad que puedo tenderme a morir tranquilo esperando hermandad o comprensión o compañía o simple mano despierta que ayuda en la conversa o en la singladura de mi espíritu, es verdad que en este malvivir batallando, ni la nobleza ni la audacia de mi entrega van a compensar el desprecio por mis aceros o mis banderas. Es verdad. Pero también es verdad que no me ocupo en observar la lágrima ni el lamento por esas cosas. Porque por mucha tierra que trague, yo soy uno que está en el camino de hacer por su cuenta las líneas sueltas y pobres de un poema, como otras y como otros, líneas que tú leerás brevemente, e irán haciendo que un pellizco de humilde y profundo entendimiento te suban a ti por dentro poco a poco el diafragma hasta comprimir con cierta blanda e injusta violencia los pies de tus pulmones, y se te va a quedar ahí en suspenso, como una respuesta que llegó antes de haber tenido la pregunta, el desfallecer hacia el hastío, el teorema, y entonces, en esos escasos segundos incomunicables, también tú, como yo en mi momento, desde de lo más adentro de ti, entenderás y te dirás así que la vida era ésto, así que para esto era, como dicen estas líneas sueltas y pobres que ha escrito éste, como aquella o el otro, para ésto tan de maravilla era el oscuro incomprensible y caprichoso desenvolverse sin explicación ni piedad de mis días. Así que por ésto era. 


Jag.

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